La piedra de Rosetta es una losa de basalto negro que fue hallada
en 1799 cerca de la aldea de Rosetta, durante la ocupación de Egipto por las
tropas de Napoleón Bonaparte. Es un fragmento de estela, fechada en el 196
a.J.C. en la que aparecen tres inscripciones diferentes: los primeros catorce
renglones en caracteres jeroglíficos (utilizados en Egipto en los monumentos),
los treinta y dos centrales en escritura demótica (una escritura simplificada y
popular empleada en Egipto desde alrededor del año 1000 a..J.C.) y los
cincuenta y cuatro restantes en griego. Gracias a ella, en 1822, el
investigador Jean François Champollion (1790-1832) descifró, después de más de
diez años de enormes esfuerzos, el misterio, hasta aquel momento
"científicamente insoluble", de los jeroglíficos egipcios. Desde el
s. XVII muchos investigadores habían tratado de interpretar los signos que se
hallaban a la vista de todos, grabados en templos y tumbas, pero que guardaban
celosamente su secreto; tanto que entre los mismos egipcios estaba extendida la
superstición de que encerraban eternas maldiciones para quien intentara
descifrarlos. A lo largo de los siglos, algunos de estos signos, como la
serpiente, habían sido incluso mutilados para evitar su supuesto efecto
maléfico. Los jeroglíficos se usaron en Egipto entre el cuarto milenio a.J.C. y
el s. IV d.J.C.. Según Champollion "es un sistema complejo, una escritura
a la vez enteramente figurada, simbólica y fonética, en un mismo texto, en una
misma frase, en la misma palabra". Inicialmente había signos que
representaban un objeto material y también una idea relacionada con él (un
disco representaba al sol y al día). Enseguida estos ideogramas o
signos-palabra sirvieron para transcribir además el valor fonético de la
palabra original y poder representar así otra homófona (la palabra escarabajo
tiene las mismas consonantes que el verbo convertirse "kh-p-r" ). Las
vocales no se escribían: el sistema jeroglífico reproduce el esqueleto
consonántico de las palabras. Un mismo signo puede representar ideas distintas
y palabras diferentes pueden pronunciarse de la misma manera, por lo que las
confusiones no son difíciles.
Ilustración.- "La Piedra de Rosetta"
ORBITA DEL SOL Revista de letras, poesía, cuentos y teatro
Ed. Nº0 Página 3